¿Choque cultural o prohibición directa?
Por: Luis Enrique Delgadillo Cuarto.
A partir de que se dio a conocer que Qatar sería la sede del mundial de futbol del 2022, todos los reflectores se llevaron a un solo aspecto, el cual no fue la tecnología o el clima que es extremadamente peligroso para la práctica de este deporte, al tener temperaturas muy altas en verano por lo cual se tomaron medidas correspondientes donde decidieron aplazar por cuatro meses la justa del deporte más popular en el planeta.
El tema controversial fue directo a los diferentes elementos culturales que Qatar posee al ser una nación que mantiene una rectitud importante con el tema religioso y respeto a las normas y que claramente iba a contrariar a las naciones y sus espectadores que asistirían a los distintos encuentros.
Sabemos de antemano que el fútbol conlleva prácticas que alientan a desobedecer las normas establecidas por la sociedad y que esta desobediencia es respetada por el tipo de ritual efectuado por un tiempo determinado; contrario a lo que pasa en los demás países Qatar no se prestó a contrariar sus propias normas y adjudicaron que bajo su jurisdicción no iban a permitir acciones como el consumo de alcohol o permanecer en público bajo el estado de ebriedad, la ropa debe ser bajo lo establecido en el país árabe, así como las blasfemias, muestras de afecto, así como una intolerancia ante la comunidad LGBTQ+ y fotografías a personas locales y algunos edificios públicos.
Es importante remarcar que ambas partes se encontraron molestas, tanto los turistas como los mismos organizadores, los cuales se mostraron inconformes ante las críticas recibidas por todo el mundo, dijeron estar abiertos a compartir diversos aspectos culturales, aunque visualizando el panorama de forma completa pareciese que esto no iba a ser así y que la sociedad Qatari no se iba a adaptar a las formas de los 1.5 millones de turistas que ingresarían sino viceversa, todos se regirían por las leyes establecidas en el país organizador, de lo contrario las sanciones serían las mismas que se ejecutan desde hace años ahí.
La opinión indica que en ningún momento se abren a los aspectos culturales del mundo, lo cual provoca directamente un choque cultural y limitaciones hacía todos tanto locales como extranjeros, esto complica la convivencia y entendimiento de los lenguajes culturales expresados por más de 40 días dentro de las justas mundialistas y que estamos seguros que la gran mayoría de las personas estuvieron en desacuerdo en la asignación de Qatar como sede.

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